Vol. 1, No. 17, junio 2020

ISSN (Impreso): 2305-2589 • ISSN (en línea): 2676-0827

Sitio web: https://saberyjusticia.enj.org

AVANZAR EN LA TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA TRAS LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS

Advancing educational transformation after the coronavirus pandemic

Xavier Aragay

Reimagine Education Lab

xaragay@riedulab.net

Cómo citar: Aragay, Xavier, (2020). Avanzar en la transformación educativa tras la pandemia del coronavirus. Revista Saber y Justicia, 1(17), 79-83. https://saberyjusticia.enj.org

Resumen

La pandemia del coronavirus, que ha afectado a casi todos los países del planeta, ha significado una sacudida sin precedentes a escala global en el mundo de la educación. Puso de manifiesto que nos encontramos delante de un cambio de época, de la posibilidad del mayor salto o transformación educativa del siglo. Este trabajo propone puntos clave para abordar la transformación educativa y llevarla a cabo.

Abstract

The coronavirus pandemic, that has affected almost every country on the planet, has meant an unprecedented shake-up on a global scale in the world of education. Has shown that we are facing a change of era, the possibility of the greatest leap or educational transformation of the century. This work proposes key points to approach the educational transformation and carry it out.

Palabras clave: educación; transformación educativa; innovación educativa; cambio educativo.

Keywords: education; educational transformation; educational innovation; educational change.

Introducción

La pandemia del coronavirus, que ha afectado a casi todos los países del planeta, ha significado una sacudida sin precedentes a escala global en el mundo de la educación. Todos los educadores se encontraron encerrados en casa, y sus alumnos en las suyas. La escuela y la universidad cerraron. La pandemia nos sorprendió profundamente y puso de manifiesto que el cambio de época que comentábamos los últimos años es ya una realidad incuestionable (Aragay, 2018). Hasta ahora, encerrados en nuestro día a día, no habíamos tenido tiempo de pararnos, levantar la cabeza y mirar más allá.

El coronavirus nos sacó de la enseñanza presencial y nos situó, de un día para otro, en la Enseñanza Remota de Emergencia (Aragay & Tarín, 2020). Reaccionamos bien al reto y en poco tiempo conseguimos llevar la actividad docente al domicilio de los alumnos. Con los alumnos en casa, afectados por una situación extraña e inimaginable y sin haber hecho una transición planificada, se pone de manifiesto más que nunca la necesidad de darles herramientas para poder vivir plenamente en un mundo en permanente cambio... No podemos limitarnos a transmitir conocimientos más o menos competenciales y añadir, cuando tengamos tiempo, algunas actividades novedosas... A partir de ahora se tratará de priorizar y dar la vuelta al proceso de enseñanza y aprendizaje para hacer que el conocimiento de uno mismo, la fortaleza interior y el equilibrio mental, las preguntas y las experiencias vitales, la creatividad, la cooperación y el trabajo en equipo, con los cambios que todo esto comporta individual y colectivamente, sean el nuevo eje de nuestro proyecto de transformación educativa. Y siempre, más allá de los resultados y de las competencias: ¡Debemos prepararlos para la vida, debemos hacerles vivir la vida con sentido! Hablemos del nivel educativo que hablemos… No podemos seguir yendo a remolque de un mundo que cambia muy rápidamente y que no nos avisa.

Así pues, durante estos meses, realizamos muchos aprendizajes, tanto vitales como docentes, y nos dimos cuenta que más allá del calendario educativo que vivamos en cada país, teníamos el reto de anticipar la Nueva Enseñanza Presencial, la vuelta a los centros docentes tras la pandemia. Porque, tras el confinamiento, podemos decir que no estamos al comienzo del final de la crisis educativa por la COVID19… estamos empezando el mayor salto o transformación educativa del siglo, si lo sabemos aprovechar (Aragay, 2017). Por ello, debemos centrarnos en la transformación educativa de nuestra institución, profundizar en el perfil humano del alumno que deseamos que egrese (acabe los estudios) y dedicar tiempo ahora a empezar de forma distinta la Nueva Enseñanza Presencial para enfocar el futuro educativo que deseamos.

Planteamiento del problema

Hace años que empezamos a reaccionar frente a un entorno que se va moviendo cada día más deprisa. Ya desde finales del siglo anterior sabemos que vivimos en lo que se denominó un entorno VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity), y recientemente se acuñó el entorno UTRU (Unprecedented Transformation and Radical Uncertainties (Harari, 2018). En este trabajo, el autor detalla los cambios profundos, que en parte ya estamos viendo, que se revelarán, sobre todo, en los próximos cinco o diez años y afectarán de lleno a la forma cómo pensamos, vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Y, por supuesto, afectarán de lleno a la educación.

En este contexto, hace tiempo que sabemos que la educación no responde a las necesidades presentes y futuras del alumnado actual. La crisis del coronavirus no ha hecho más que poner de manifiesto, aún más si cabe, estos hechos. Las experiencias de confinamiento vividas intensamente por el alumnado, las familias y profesorado han revolucionado y transformado para siempre su mirada y su intención. (Reimers y Schleicher, 2020) Hemos redescubierto que aprender necesita establecer y mantener vínculos emocionales, y que acompañar a los alumnos y alumnas significa ocupar el espacio de referentes de vida, sin obsesionarse por impartir contenidos. Que evaluar es mucho más que calificar; y para aprender, el alumnado precisa ver un sentido y entender cómo aprende lo que aprende.

Se ha puesto de manifiesto que, frente a situaciones complejas, actuar en equipo resulta más eficaz que trabajar aislado. En definitiva, orientarse hacia una comunidad que aprende es más sostenible que proteger nuestra aula, nuestra asignatura o nuestro centro (Hundred y OECD, 2020).

Discusión

Esta es la situación. Y ello pone de manifiesto que no podemos aplazarlo más: Es hora de transformar la educación. Pero ¿cómo podemos aprovechar el camino que estamos haciendo ahora para avanzar en la trasformación futura?

Primero hemos de identificar dónde estamos. Ponerle un nombre. Hemos pasado, de forma precipitada, de la Enseñanza Presencial EP (en el estado en que la teníamos) a lo que denominamos Enseñanza Remota de Emergencia (ERE). Ha sido un esfuerzo encomiable que, como en toda emergencia, nos ha ayudado a salir del atolladero, probablemente trabajando más y sin conseguir los mismos resultados que en la versión presencial. Pero lo hemos hecho y nos ha ayudado. En este punto son importantes dos consideraciones: la primera es que el esfuerzo inicial de la ERE debe ser sostenible en el tiempo. No es un esprint… son ya muchos meses, y además la situación puede volver. La segunda es que la ERE no es un lugar donde quedarse: es un sitio de paso, ya que o bien avanzamos o bien volveremos a la “normalidad” anterior, la Enseñanza Presencial, sin apenas ningún cambio perceptible pero más alejados que nuca de un mundo que avanza rápidamente en otra dirección.

¿Y hacia dónde podemos avanzar? En estos momentos necesitamos pararnos para reflexionar y volver a planificar nuestro Proceso de Enseñar y Aprender (PEA). Haber redescubierto que las TIC ofrecen múltiples posibilidades para aprender nos debería ayudar a valorar seriamente la posibilidad de introducir en nuestros diseños pedagógicos el Aprendizaje En Línea (AEL), que está más allá de la ERE. No estamos hablando de convertirnos en un centro ONLINE o a distancia. Nos estamos refiriendo a diseñar una propuesta pedagógica distinta que incorpore las posibilidades que la digitalización ofrece al proceso de aprender. No podemos utilizar las TIC para hacer lo mismo que hacíamos sin ellas: hablamos de una propuesta nueva.

El hecho de hallarnos en pleno 2020 puede ayudarnos a tener algo más de perspectiva. ¿Dónde estábamos en el 2010, hace ni más ni menos que 10 años...? ¿Dónde estábamos respecto a los planteamientos y a las actividades en nuestro centro educativo? ¿Cómo hemos avanzado hasta aquí? Seguramente, en estos últimos diez años hemos hablado y hemos hecho mucha innovación, hemos aprendido, nos hemos flexibilizado, nos hemos equivocado... y probablemente, nos hemos estresado mucho también, pero no hemos podido avanzar hacia un cambio profundo.

Pero miremos algo más lejos: ¿Dónde querremos estar en 2025 o 2030, es decir, dentro de cinco o diez años? ¿Cuántas crisis como esta viviremos en esta época? ¿Cómo habrá avanzado la inteligencia artificial y cómo podremos incorporarla a favor de nuestro proyecto educativo? ¿Dónde nos habrá conducido el calentamiento del planeta y cómo estaremos educando experiencialmente de otra forma? ¿Cómo habremos superado el pensamiento simple basado en la transmisión de disciplinas separadas entre ellas y habremos avanzado decididamente hacia el pensamiento crítico y complejo basado en la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad? ¿Cómo habremos cambiado la cultura interna de nuestra institución? Es preciso que seamos disruptivos, que avancemos con más ambición y sueño...

Hace falta que pasemos de la innovación a la transformación de manera sostenible... Y para ello necesitamos nuevas reflexiones, nuevas estrategias y metodologías del proceso de cambio (Schleicher,2020).

Y en este momento es pertinente plantearnos diferentes opciones a partir de lo que se denomina Diseño de Aprendizaje En Línea (DAEL). Entre las opciones a barajar, podemos distinguir las siguientes: la modalidad o canal (¿Qué porcentaje de presencialidad y ONLINE vamos a tener en la NEP?), el ritmo del alumnado (a su propio ritmo o bien totalmente grupal y guiado…), el rol del profesor y su relación con el alumnado, el rol de éste y su relación con los compañeros y el profesor, la metodología (expositiva, colaborativa, exploratoria, práctica…), el rol de la evaluación y la forma que va tomando, la sincronización de la comunicación (solo síncrona, solo asíncrona, una mezcla de ambas…) y la fuente de retroalimentación (solo profesor, solo compañeros, una mezcla de las dos fuentes…).

Conclusiones

Las decisiones en torno a estas opciones requieren hacerse preguntas, debatir y optar. Optar para aprender, para experimentar, para avanzar. Y este avance es el que nos va a garantizar no volver atrás, y no pensar solamente en el currículum a transmitir. Porque de esto va la transformación profunda de la educación, de poner al alumno en el centro y de hacerse preguntas, de utilizar los contenidos (bien seleccionados y mezclados) con el fin de educar personas según el perfil compartido del egresado, que finalmente es evaluado en lo que denominamos su impacto. Y así, aprovechamos el movimiento y podemos avanzar más y mejor.

Bibliografía

Aragay, X. (2017). ¿Innovamos para adaptar o innovamos para transformar?
https://xavieraragay.com/.

Aragay, X. (2018). Estamos cambiando de fase… es hora de enfocar la transformación profunda de la educación.
https://xavieraragay.com/.

Aragay, X., & Tarín, L. (2020). Avanzar para no volver atrás. https://xavieraraeshoradetransformar/avanzar-para-no-volver-atras.

Harari, Y. N. (2018). 21 lecciones para el siglo XXI. Madrid: Editorial Debate.

Hundred and OECD. (2020). Spotlight: Quality education for all during Covid-19 crisis.
https://hundred.org/en/collections/quality-education-for-all-during-coronavirus.

Reimers, F. M. y Schleicher, A. (2020). A framework to guide an education response to the Covid-19 Pandemic of 2020. OECD.
https://globaled.gseharvard.edu/.

Schleicher, A. (2020). Coronavirus: Why collaboration is the key for teachers.
https://www.tes.com/news/coronavirus-what-can-talis-teach-us-about-ourresponse-covid-19.